El Papa: El cine lenguaje de paz, no tema enfrentarse a las heridas del mundo

El Papa: El cine lenguaje de paz, no tema enfrentarse a las heridas del mundo

En su encuentro con más de 160 directores, actores y técnicos, en la Sala Clementina, León XIV les agradece por «poner en movimiento la esperanza» y promover «la dignidad humana», sin explotar el dolor, sino acompañándolo.

Alessandro Di Bussolo – Ciudad del Vaticano

Un gran «gracias» al buen cine que «pone en movimiento la esperanza», «promueve la dignidad humana», «no explota el dolor, sino que lo acompaña, lo investiga», narra «la aventura espiritual del ser humano». Y una invitación al séptimo arte, que cumple 130 años, a seguir siendo siempre «lugar de encuentro», «hogar para quienes buscan sentido» y «lenguaje de paz», que siga sorprendiendo y «mostrándonos aunque solo sea un fragmento del misterio de Dios». Sin tener «miedo al enfrentamiento con las heridas del mundo» y al «misterio de la fragilidad», convirtiéndose en un lugar «donde el hombre puede volver a mirarse a sí mismo y a su destino», y que nos muestra «la belleza del viento que mueve los árboles». Todo esto y mucho más se encuentra en el discurso del Papa León XIV a más de 160 representantes del mundo del cine, reunidos esta mañana en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.

El cine ayuda a mirar con nuevos ojos las experiencias

El Papa, que había recordado en un vídeo su amor por películas como «La vida es bella» y «Cuarenta días y una noche», subraya que este arte «joven, soñador y un poco inquieto» no es solo «un juego de luces y sombras para divertir e impresionar», como podía parecer en la época de los hermanos Lumière, sino que se ha convertido en «expresión de la voluntad de contemplar y comprender la vida, de contar su grandeza y fragilidad, de interpretar su nostalgia de infinito». Agradece al cine por ser «un arte popular en el sentido más noble, que nace para todos y habla a todos», y que sabe asociar el entretenimiento «con la narración de la aventura y l e espiritual del ser humano». Por eso, la «linterna mágica» no es «solo imágenes en movimiento: es poner en movimiento la esperanza».

“Una de las contribuciones más valiosas del cine es precisamente la de ayudar al espectador a volver a sí mismo, a mirar con nuevos ojos la complejidad de su propia experiencia, a volver a ver el mundo como si fuera la primera vez y a redescubrir, en este ejercicio, una parte de esa esperanza sin la cual nuestra existencia no está plena”

Audiencia del Papa León XIV a representantes del mundo del cine
Audiencia del Papa León XIV a representantes del mundo del cine   (@VATICAN MEDIA)

Las instituciones deben defender el valor de las salas de cine

Leone XIV recuerda a los directores y actores que con sus obras dialogan «con quienes buscan ligereza, pero también con quienes llevan en su corazón una inquietud, una búsqueda de sentido, de justicia, de belleza». Y para quienes, como todos nosotros, vivimos «con las pantallas digitales siempre encendidas», el cine es «mucho más que una simple pantalla: es una encrucijada de deseos, recuerdos y preguntas». Esto convierte a los cines y teatros en «corazones palpitantes de nuestros territorios», espacios culturales que contribuyen a su humanización. Sin embargo, se encuentran en peligro, lamenta el Pontífice, debido al cierre de muchas salas de cine. Por ello, pide a las instituciones que sigan afirmando «el valor social y cultural de estas actividades». Palabras que son recibidas con un largo y caluroso aplauso. Y contra la «lógica del algoritmo», pide al mundo del cine que defienda «la lentitud cuando es necesaria, el silencio cuando habla, la diferencia cuando provoca».

“La belleza no es solo evasión, sino sobre todo invocación. El cine, cuando es auténtico, no solo consuela: interpela. Llama por su nombre a las preguntas que habitan en nosotros y, a veces, también a las lágrimas que no sabíamos que teníamos que expresar”

Una peregrinación al misterio de la experiencia humana

En el año del Jubileo de la esperanza, continúa el Papa León, los directores, actores y trabajadores del cine están en camino como peregrinos de la imaginación, buscadores de sentido, narradores de esperanza, mensajeros de humanidad.

“Es una peregrinación por el misterio de la experiencia humana que atravesáis con una mirada penetrante, capaz de reconocer la belleza incluso en los pliegues del dolor, la esperanza en las tragedias de la violencia y las guerras”

La amistad de la Iglesia con el cine, «laboratorio de la esperanza»

El Papa recuerda luego que la Iglesia mira con estima el mundo del cine, con las palabras de San Pablo VI a los artistas: «Si sois amigos del verdadero arte, sois nuestros amigos», y «este mundo en el que vivimos necesita belleza para no hundirse en la desesperación».

“Deseo renovar esa amistad, porque el cine es un laboratorio de esperanza, un lugar donde el hombre puede volver a mirarse a sí mismo y a su destino”

Audiencia del Papa León XIV a representantes del mundo del cine
Audiencia del Papa León XIV a representantes del mundo del cine   (@Vatican Media)

Mostrar «la belleza del viento que mueve los árboles»

Leone XIV se apoya entonces en las palabras del gran director y productor estadounidense David W. Griffith: «Lo que le falta al cine moderno es la belleza, la belleza del viento que mueve los árboles». Palabras que recuerdan a las del Evangelio de Juan: «El viento sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va: así es todo aquel que ha nacido del Espíritu». La invitación es, por tanto, hacer «del cine un arte del Espíritu».

No temáis enfrentaros a las heridas del mundo

En una época que «necesita testigos de esperanza, de belleza, de verdad —continúa el Pontífice—, vosotros, con vuestro trabajo artístico, podéis serlo».

“Recuperar la autenticidad de la imagen para salvaguardar y promover la dignidad humana está en el poder del buen cine y de quienes lo crean y protagonizan. No temáis enfrentaros a las heridas del mundo”

El cine educa la mirada en el misterio de la fragilidad

Heridas como la violencia, la pobreza, el exilio, la soledad, las adicciones, las guerras olvidadas, «piden ser vistas y contadas. El gran cine no explota el dolor: lo acompaña, lo investiga». Como han hecho los grandes directores, dando voz, con amor, «a los sentimientos complejos, contradictorios, a veces oscuros, que habitan el corazón del ser humano».

“El arte no debe huir del misterio de la fragilidad: debe escucharlo, debe saber detenerse ante él. El cine, sin ser didáctico, tiene en sí mismo, en sus formas auténticamente artísticas, la posibilidad de educar la mirada”

Un cine que sea siempre lugar de encuentro y lenguaje de paz

Por último, el Papa León XIV recuerda que una película es un «acto comunitario» y una «obra coral» y que, por lo tanto, sería imposible sin la «dedicación silenciosa» de cientos de otros profesionales, desde los asistentes hasta los sonidistas, desde los maquilladores hasta los directores de fotografía y los compositores. Estas palabras también fueron recibidas con un largo aplauso.

“Que vuestro cine siga siendo siempre un lugar de encuentro, un hogar para quienes buscan sentido, un lenguaje de paz. Que nunca pierda la capacidad de sorprender, siguiéndonos mostrando aunque sea un solo fragmento del misterio de Dios”

La oración final es que el Señor acompañe siempre a todos los que trabajan en el mundo del cine «en la peregrinación creativa, para que podáis ser artesanos de la esperanza». Al final de su discurso, el Papa saludó uno por uno a todos los presentes.

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